La vida es sueño y Calderón de la Barca
La vida es sueño es la obra de teatro más famosa de Pedro Calderón de la Barca, el único autor que le hizo competencia al gran Lope de Vega en el teatro es el primer autor que ve el mundo con matices grises y no solo blanco y negro.
Aunque Lope de Vega rompe las ideas aristotélicas. Cómo Calderón vive y escribe más tarde que Lope, veremos que escribe una obra que tiene tintes de lo que es la realidad moderna, una en la cual no sólo hay blancos y negros, sino que también hay grises.
Esta obra, Calderón trata el tema de si realmente estamos despiertos o soñando y ¿si estamos soñandom cuándo realmente nos despertamos?
Texto leído
Aquzei está el texto leído. No es exactamente lo que leímos, pero como está en YouTube es fácil saltarse las partes que sobran y buscar las que hay que leer.
Como introcucir el texto
Presente la idea que la realidad quizás no es lo que creemos y pregunte a los alumnos qué creen ellos o qué ideas han tenido sobre la realidad?
Contexto de La vida es sueño
Vocabularo
Ejercicio
Después del texto, conversación
1. ¿A qué se refiere Calderón de la Barca cuando dice que se verá la realidad cuando uno despierta?
2. ¿Alguna vez sabremos lo que es la realidad? Acuérdense que nosotros no entendemos ideas simples, como la gravedad, realmente no sabes qué es el tiempo y nuestra visión es limitada y no podemos ver ulravioleta como las abejas or colores en el espectro infrarojo.
3. ¿Cuándo creen que realmente nos despertaremos y entenderemos la realidad?
4. ¿Qué les opareció La vida es sueño? Calderón habla realmente del sueño o es una metáfora?
La vida es sueño, Calderón de la Barca
Jornada I, Escena II Rosaura, acompañada de Clarín, va vestida de hombre. Se encuentran ella y su criado Clarín (el gracioso de la obra) perdidos en un bosque que cubre un monte. Ella va a la corte de Polonia para reclamarle a Astolfo, el Duke de Moscovia, que se haya enamoró de ella y que haya roto su compromiso con ella. Al ver algo que parece ser una casa-cueva poco alumbrada se dirigen hacia ella para pedir que les dejen dormir allí en vez de dormir en el peligroso bosque. Al acercarse, oyen cadenas y la voz de Segismundo que está dentro. SEGISMUNDO: ¡Ay, mísero de mí, y ay infelice! ROSAURA: ¡Qué triste voz escucho! Con nuevas penas y tormentos lucho. CLARÍN: Yo con nuevos temores. ROSAURA: Clarín... CLARÍN: ¿Señora...? ROSAURA: Huyamos los rigores desta encantada torre. CLARÍN: Yo aún no tengo ánimo de huír, cuando a eso vengo. ROSAURA: ¿No es breve luz aquella caduca exhalación, pálida estrella, que en trémulos desmayos pulsando ardores y latiendo rayos, hace más tenebrosa la obscura habitación con luz dudosa? Sí, pues a sus reflejos puedo determinar, aunque de lejos, una prisión obscura; que es de un vivo cadáver sepultura; y porque más me asombre, en el traje de fiera yace un hombr de prisiones cargado y sólo de la luz acompañado. Pues huír no podemos, desde aquí sus desdichas escuchemos. Sepamos lo que dice. Descúbrese SEGISMUNDO con una cadena y vestido de pieles SEGISMUNDO: ¡Ay mísero de mí, y ay infelice! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo. Aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido; bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor, pues el delito mayor del hombre es haber nacido... Nace el ave, y con las galas que le dan belleza suma, apenas es flor de pluma, o ramillete con alas, cuando las etéreas salas corta con velocidad, negándose a la piedad del nido que dejan en calma; ¿y teniendo yo más alma, tengo menos libertad? Nace el pez, que no respira, aborto de ovas y lamas, y apenas bajel de escamas sobre las ondas se mira, cuando a todas partes gira, midiendo la inmensidad de tanta capacidad como le da el centro frío; ¿y yo, con más albedrío, tengo menos libertad? Nace el arroyo, culebra que entre flores se desata, y apenas sierpe de plata, entre las flores se quiebra, cuando músico celebra de las flores la piedad que le dan la majestad del campo abierto a su huída; ¿y teniendo yo más vida, tengo menos libertad? ROSAURA: Temor y piedad en mí sus razones han causado. SEGISMUNDO: ¿Quién mis voces ha escuchado? ¿Es Clotaldo? (aparte a su ama) CLARÍN: Di que sí. ROSAURA: No es sino un triste, ¡ay de mí!, que en estas bóvedas frías oyó tus melancolías. SEGISMUNDO: Pues la muerte te daré porque no sepas que sé (Ásela) que sabes flaquezas mías. CLARÍN: Yo soy sordo, y no he podido escucharte. ROSAURA: Si has nacido humano, baste el postrarme a tus pies para librarme. SEGISMUNDO: Tu voz pudo enternecerme, tu presencia suspenderme, y tu respeto turbarme. ¿Quién eres? Que aunque yo aquí tan poco del mundo sé, que cuna y sepulcro fue esta torre para mí; y aunque desde que nací --si esto es nacer-- sólo advierto eres rústico desierto donde miserable vivo, siendo un esqueleto vivo, siendo un animado muert0. Y aunque nunca vi ni hablé sino a un hombre solamente que aquí mis desdichas siente, por quien las noticias sé del cielo y tierra; y aunque aquí, por que más te asombres y monstruo humano me nombres, este asombros y quimeras, soy un hombre de las fieras y una fiera de los hombres... Con cada vez que te veo nueva admiración me das, y cuando te miro más, aun más mirarte deseo. Ojos hidrópicos creo que mis ojos deben ser; pues cuando es muerte el beber, beben más, y de esta suerte, viendo que el ver me da muerte, estoy muriendo por ver. Pero véate yo y muera; que no sé, rendido ya, si el verte muerte me da, el no verte ¿qué me diera? Fuera más que muerte fiera, ira, rabia y dolor fuerte; fuera muerte; desta suerte su rigor he ponderado, pues dar vida a una desdichado es dar a un dichoso muerte. ROSAURA: Con asombro de mirarte, con admiración de oírte, ni sé qué pueda decirte, ni qué pueda preguntarte; sólo diré que a esta parte hoy el cielo me ha guiado para haberme consolado, si consuelo puede ser del que es desdichado ver a otro que es más desdichado. Cuentan de un sabio que un día tan pobre y mísero estaba, que sólo se sustentaba de unas yerbas que comía. ¿Habrá otro --entre sí decía-- más pobre y triste que yo? Y cuando el rostro volvió, halló la respuesta, viendo que iba otro sabio cogiendo las hojas que él arrojó. Quejoso de la fortuna yo en este mundo vivía, y cuando entre mí decía: <<¿Habrá otra persona alguna de suerte tan importuna?,>> piadoso me has respondido; pues volviendo en mi sentido, hallo que las penas mías, para hacerlas tú alegrías las hubieras recogido. Y por si acaso mis penas pueden en algo aliviarte en parte óyelas atento, y toma las que de ellas me sobraren. Escena VI BASILIO: En este mísero, en este mortal planeta o signo, nació Segismundo dando de su condición indicios, pues dio la muerte a su madre,... Yo, acudiendo a mis estudios, en ellos y en todo miro que Segismundo sería el hombre más atrevido, el príncipe más crüel y el monarca más impío, por quien su reino vendría a ser parcial y diviso, escuela de las traiciones y academia de los vicios; y él, de su furor llevado, entre asombros y delitos, había de poner en mí las plantas, y yo rendido a sus pies me había de ver (¡con qué vergüenza lo digo!), siendo alfombra de sus plantas las canas del rostro mío... Pues dando crédito yo a los hados, que adivinos me pronosticaban daños en fatales vaticinios, determiné de encerrar la fiera que había nacido,... Publicóse que el Infante nació muerto; y, prevenido, hice labrar una torre entre las peñas y riscos desos montes, donde apenas la luz ha hallado camino,... Allí Segismundo vive mísero, pobre y cautivo, adonde solo Clotaldo le ha hablado, tratado y visto. Éste le ha enseñado ciencias; éste en la ley le ha instrüido católica, siendo solo de sus miserias testigo. El rey Basilio decide poner a prueba a su hijo Segismundo y manda que lo traigan al palacio SEGISMUNDO: ¡Válgame el cielo, qué veo! ¡Válgame el cielo, qué miro! Con poco espanto lo admiro, con mucha duda lo creo. ¿Yo en palacios suntuosos? ¿Yo entre telas y brocados? ¿Yo cercado de criados tan lucidos y briosos?... Decir que sueño es engaño; bien sé que despierto estoy. ¿Yo Segismundo no soy? Dadme, cielos, desengaño. Decidme: ¿qué pudo ser esto que a mi fantasía sucedió mientras dormía, que aquí me he llegado a ver? Pero sea lo que fuere, ¿quién me mete en discurrir? Dejarme quiero servir, y venga lo que viniere... CLOTALDO: Con la grande confusión que el nuevo estado te da, mil dudas padecerá el discurso y la razón. Pero ya librarte quiero de todas, si puede ser, porque has, señor, de saber que eres príncipe heredero de Polonia. Si has estado retirado y escondido, por obedecer ha sido a la inclemencia del hado, que mil tragedias consiente a este imperio, cuando en él el soberano laurel corone tu augusta frente. Mas fiando a tu atención que vencerás las estrellas, porque es posible vencellas a un magnánimo varón, a palacio te han traído de la torre en que vivías, mientras al sueño tenías el espíritu rendido. Tu padre, el Rey mi señor, vendrá a verte, y dél sabrás, Segismundo, lo demás. SEGISMUNDO: Pues vil, infame y traidor, ¿qué tengo más que saber, después de saber quién soy, para mostrar desde hoy mi soberbia y mi poder? ¿Cómo a tu patria le has hecho tal traición, que me ocultaste a mí, pues que me negaste, contra razón y derecho, este estado? CLOTALDO: ¡Ay de mí triste! SEGISMUNDO Traidor fuiste con la ley, lisonjero con el Rey, y crüel conmigo fuiste; y así el Rey, la ley y yo, entre desdichas tan fieras, te condenan a que mueras a mis manos. CRIADO 2º: Señor... SEGISMUNDO No me estorbe nadie, que es vana diligencia; y ¡vive Dios! si os ponéis delante vos, que os eche por la ventana. CRIADO 1º: Huye, Clotaldo. CLOTALDO: ¡Ay de ti, que soberbia vas mostrando, sin saber que estás soñando! (Vase) Escena XVIII Por su mala conducta el rey manda que devuelvan a Segismundo a la montaña donde estaba. Como al principio, está vestido todo de pieles y está encadenado, acostado en el suelo. El rey Basilio y Clotaldo lo escuchan a escondidas. BASILIO: Llega a despertarle, ya que fuerza y vigor perdió con el opio que bebió. CLOTALDO: Inquieto, señor, está y hablando. BASILIO: ¿Qué soñará agora? Escuchemos pues... SEGISMUNDO: (En sueños) ¡Válgame Dios, qué de cosas he soñado! CLOTALDO: (Aparte.) A mí me toca llegar a hacer la deshecha ahora. ¿Es ya de despertar hora? SEGISMUNDO: Sí, hora es ya de despertar. CLOTALDO: ¿Todo el día te has de estar durmiendo? ¿Desde que yo al águila que voló con tarda vista seguí, y te quedaste tú aquí, nunca has despertado? SEGISMUNDO: No, ni aun agora he despertado; que según, Clotaldo, entiendo, todavía estoy durmiendo, y no estoy muy engañado. Porque si ha sido soñado lo que vi palpable y cierto, lo que veo será incierto; y no es mucho que rendido, pues veo estando dormido que sueñe estando despierto. CLOTALDO: Lo que soñaste me di. SEGISMUNDO: Supuesto que sueño fue, no diré lo que soñé; lo que vi, Clotaldo, sí. Yo desperté, y yo me vi (¡qué crueldad tan lisonjera!) en un lecho que pudiera, con matices y colores, ser el catre de las flores que tejió la primavera. Aquí mil nobles rendidos a mis pies nombre me dieron de su príncipe, y sirvieron galas, joyas y vestidos. La calma de mis sentidos tú trocaste en alegría, diciendo la dicha mía; que, aunque estoy desta manera, príncipe en Polonia era. CLOTALDO: Buenas albricias tendría. SEGISMUNDO: No muy buenas; por traidor, con pecho atrevido y fuerte, dos veces te daba muerte. CLOTALDO: ¿Para mí tanto rigor? SEGISMUNDO: De todos era señor, y de todos me vengaba. Sólo a una mujer amaba que fue verdad, creo yo, en que todo se acabó, y esto solo no se acaba. Vase el REY. CLOTALDO: (Aparte) Enternecido se ha ido el Rey de haberle escuchado.) CLOTALDO: Como habíamos hablado de aquella águila, dormido, tu sueño imperios han sido; mas en sueños fuera bien entonces honrar a quien te crió en tantos empeños Segismundo; que aun en sueños no se pierde el hacer bien. (Vase) SEGISMUNDO: Es verdad; pues reprimamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición por si alguna vez soñamos. Y sí haremos, pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive sueña lo que es hasta despertar. Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte (¡desdicha fuerte!); ¡que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte! Sueña el rico en su riqueza que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende; y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende. Yo sueño que estoy aquí destas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son. JORNADA III, Escena III La misma decoración del principio en la montaña. Llegan unos soldados a la torre. SOLDADO 1º Gran príncipe Segismundo (que las señas que traemos tuyas son, aunque por fe te aclamamos señor nuestro), tu padre, el gran rey Basilio, temeroso que los cielos cumplan un hado, que dice que ha de verse a tus pies puesto, vencido de ti, pretende quitarte acción y derecho y dársela a Astolfo, duque de Moscovia. Para esto juntó su corte, y el vulgo, penetrando ya y sabiendo que tiene rey natural, no quiere que un extranjero venga a mandarle. Y así, haciendo noble desprecio de la inclemencia del hado, te ha buscado donde preso vives, para que, valido de tus armas y saliendo desta torre a restaurar tu imperial corona y cetro, se la quites a un tirano. Sal, pues; que en ese desierto ejército numeroso de bandidos y plebeyos te aclama. La libertad te espera; oye sus acentos. TODOS: ¡Viva Segismundo, viva! SEGISMUNDO: (Dentro) ¿Otra vez (¿qué es esto, cielos?) queréis que sueñe grandezas que ha de deshacer el tiempo? ¿Otra vez queréis que vea entre sombras y bosquejos la majestad y la pompa desvanecida del viento? ¿Otra vez queréis que toque el desengaño, o el riesgo a que el humano poder nace humilde y vive atento? Pues no ha de ser, no ha de ser. Miradme otra vez sujeto a mi fortuna. Y pues sé que toda esta vida es sueño, idos, sombras, que fingís hoy a mis sentidos muertos cuerpo y voz, siendo verdad que ni tenéis voz ni cuerpo; que no quiero majestades fingidas, pompas no quiero. Fantásticas ilusiones que al soplo menos ligero del aura han de deshacerse bien como el florido almendro, que por madrugar sus flores, sin aviso y sin consejo, al primer soplo se apagan, marchitando y desluciendo de sus rosados capillos belleza, luz y ornamento, 150 ya os conozco, ya os conozco, y sé que os pasa lo mesmo con cualquiera que se duerme. Para mí no hay fingimientos; que, desengañado ya, sé bien que la vida es sueño. SOLDADO 2º: Si piensas que te engañamos, vuelve a ese monte soberbio los ojos, para que veas la gente que aguarda en ellos para obedecerte. SEGISMUNDO: Ya otra vez vi aquesto mesmo tan clara y distintamente como agora lo estoy viendo, y fue sueño. SOLDADO 1º: Cosas grandes siempre, gran señor, trujeron anuncios; y esto sería, si lo soñaste primero. SEGISMUNDO: Dices bien, anuncio fue; y caso que fuese cierto, pues que la vida es tan corta, soñemos, alma, soñemos otra vez; pero ha de ser con atención y consejo de que hemos de despertar deste gusto al mejor tiempo; que llevándolo sabido, será el desengaño menos; que es hacer burla del daño adelantarle el consejo. Y con esta prevención de que, cuando fuese cierto, es todo el poder prestado y ha de volverse a su dueño, atrevámonos a todo. Vasallos, yo os agradezco la lealtad; en mí lleváis quien os libre, osado y diestro, de extranjera esclavitud. Tocad al arma, que presto veréis mi inmenso valor. Contra mi padre pretendo tomar armas y sacar verdaderos a los cielos; presto he de verle a mis plantas. (Aparte) Mas si antes desto despierto ¿no será bien no decirlo supuesto que no he de hacerlo? TODOS: ¡Viva Segismundo, viva! (Sale CLOTALDO) CLOTALDO: ¿Qué alboroto es éste, cielos? SEGISMUNDO: Clotaldo. CLOTALDO: Señor... (Aparte) En mí su crueldad prueba. CLARÍN: (Aparte) Yo apuesto que le despeña del monte. (Vase.) CLOTALDO: A tus reales plantas llego, ya sé que a morir. SEGISMUNDO: Levanta, levanta, padre, del suelo, que tú has de ser norte y guía de quien fíe mis aciertos; que ya sé que mi crianza a tu mucha lealtad debo. Dame los brazos. CLOTALDO: ¿Qué dices? SEGISMUNDO: Que estoy soñado, y que quiero obrar bien, pues no se pierde obrar bien, aun entre sueños. CLOTALDO: Pues, señor, si el obrar bien es ya tu blasón, es cierto que no te ofenda el que yo hoy solicite lo mesmo. A tu padre has de hacer guerra. Yo aconsejarte no puedo contra mi Rey, ni valerte. A tus plantas estoy puesto; dame la muerte. SEGISMUNDO: ¡Villano, traidor, ingrato! (Aparte) Mas ¡cielos! reportarme me conviene, que aún no sé si estoy despierto. Clotaldo, vuestro valor os envidio y agradezco. Idos a servir al Rey, que en el campo nos veremos. Vosotros, tocad el arma. CLOTALDO: Mil veces tus plantas beso. (Vase) SEGISMUNDO: A reinar, fortuna, vamos; no me despiertes, si duermo, y si es verdad, no me duermas. Mas, sea verdad o sueño, obrar bien es lo que importa. Si fuere verdad, por serlo; si no, por ganar amigos para cuando despertemos. (Vanse, y tocan el arma)
Versos para memorizar
La vida es sueño
Jornada II, versos 2158-2187
Pedro Calderón de la Barca
[Audio 1 – Audio 2 (mejor leído, creo yo)]
Con los enlaces a los MP3s arreglados (4/7/10)
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas lo convierte
la muerte (¡desdicha fuerte!),
¿que hay quien intente reinar
viendo que ha de dispertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza,
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño,
que toda la vida es sueño
y los sueños, sueños son.
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Ideas modernas sobre la realidad
What is Reality, video